miércoles, 17 de abril de 2013

"Viví en esta tierra", de Miklos Radnoti

Misha Gordin



(En preparación, por Carlos Morales)
Viví sobre
esta Tierra


  

Campo de Bor, 15 de septiembre 1944


 
Viví sobre esta tierra en un tiempo en que el hombre cayó
tan bajo que mataba por placer, sin que nadie lo ordenara.
Locas obsesiones tejían su vida, adoraba falsos dioses
sin ninguna ilusión, manadero de espuma era su boca.
Viví en esta tierra en una edad
en la que traicionar era un gesto honorable,
y eran héroes el traidor y los ladrones, 
y quien guardaba silencio y no podía regocijarse
fue odiado como un hijo de la peste.
Yo viví en esta tierra en una época
en la que el hombre debía ocultar su voz
y morderse los puños con vergüenza;
borracha de sangre y escoria, enloqueció la nación 
y sonreía ante su horrible destino.
Yo viví sobre esta tierra en una edad
en la que un hijo era la maldición de su madre
y una madre era feliz cuando abortaba,
y un vaso de denso veneno espumeaba en las mesas,
y los vivos envidiaban el silencio podrido de los muertos.
Viví sobre esta tierra, sí, en una época
en la que los poetas se acostumbraron a callar
y esperaban que Isaías, el sabio de terribles palabras,
cantara de nuevo, pues nadie sino él sabía entonar
la justa maldición, la maldición ardiente de los justos.






Otros poemas de

"Séptima égloga"   *   "Viví sobre esta tierra"

"Marcha forzada"   *   "No puedo saber"


Otros



 ©  Herederos de Miklós Radnóti
 ©  De la versión, Carlos Morales
y Ed. El Toro de Barro
©  De Negra leche del alba, El Toro de Barro. 
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
  


Grandes Obras de
El Toro de Barro
PVP: 10 euros Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es

 
En un dramático–y real– camino de retorno, algunos de los 130 niños que sobrevivieron a Auschwitz viajaron de nuevo al escenario de aquel apocalipsis con un grupo de estudiantes israelíes de secundaria, en el que se encontraban sus hijas. El encontronazo de dos generaciones distintas con aquella memoria de dolor provocó una gigantesca catarsis individual y colectiva, cuya historia fue narrada por la psicóloga infantil Amela Einat en La cicatriz del humo, Esta novela coral pone de manifiesto las diversas formas de experimentar la presencia real de aquella tragedia en todas las generaciones del Israel contemporáneo, de cuyas patologías Amela Einat es una reputada e innovadora especialista




"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci















2 comentarios:

Contracorriente dijo...

Sobre esa misma tierra hemos vivido, Carlos, una tierra en la que ya no hay fronteras para la inclemencia. No es sólo de admirar la valentía de Miklós Radnóti, sino su fe en el hombre para cantar, en la hora más aciaga y al borde de la muerte, la canción de los justos y de los oprimidos.
Un poema incontestable.
Aboguemos porque los poetas nunca se acostumbren a callar....

Anamaria Mayol dijo...

Tremendo poema.....Gracias Carlos por compartirlo